Camino de Santiago

Villava (y el conjunto que forma, sin solución de continuidad, con Arre y Burlada) constituye la puerta de entrada a Pamplona para los peregrinos que descienden por el camino francés desde Roncesvalles, del que dista 35 kilómetros, o sea, una jornada de camino (dos para quien se lo toma con más calma y hace noche en Zubiri), convirtiéndose el Albergue Municipal de Villava en un lugar de reposo casi obligado, sobre todo teniendo en cuenta que para llegar hasta Pamplona hay que ascender hasta la meseta donde se sitúa la Pamplona histórica.

Parece evidente el influjo que ha tenido este «primer itinerario cultural europeo» en el desarrollo de la villa, pues sólo hay que mirar el plano para darse cuenta de que el Camino la atraviesa de un extremo a otro, y la calle por la que transcurre, no por casualidad, es la Calle Mayor.

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